viernes, 18 de junio de 2010

Eugène Delacroix (Charenton-Saint-Maurice, Francia, 1798-París, 1863)

Pintor francés. Nacido en el seno de una familia formada por Charles Delacroix, político de profesión, y Victoire Oeben, que pertenecía a una familia de artesanos y dibujantes, aunque se decía que su padre fue Talleyrand, un diplomático amigo de la familia. Se formó en el estudio de Pierre Guérin, pero debe sus rasgos estilísticos a Géricault y Gros, coetáneos a los que admiró, y también a Rubens y los venecianos. Fue también un gran admirador de la pintura inglesa.


Fue una de las figuras capitales dentro del Romanticismo francés, gran observador del mundo que le rodeaba y llegaba intuitivamente a una práctica del color que se adelanta al Impresionismo. Observaba que el color mediatiza todo lo que le rodeaba. Compartía con Géricault el amor al ímpetu y al movimiento. Era gran admirador de Lord Byron, Shakespeare y Walter Scott. También fue gran amante del orientalismo y no se conformó con conocerlo a través de los libros, sino que viajó por el norte de África. En 1823 conoció Marruecos, Túnez y Argelia. También pasó por España y en Andalucía también encontró "su oriente particular".


En 1822 presentó por primera vez una obra en el Salón, La barca de Dante, y en 1824 compareció de nuevo en el certamen con La matanza de Quíos, cuadros ambos que fueron adquiridos por el Estado francés. El pintor se inclina en estas primeras obras por temas que le permiten expresar una gran intensidad emocional, plasmada con colores brillantes y gran libertad expresiva.


Son estas creaciones las que lo convierten en la gran figura del Romanticismo francés. Entre sus obras significativas están La muerte de Sardanápalo y La Libertad guiando al pueblo. En ambas, las figuras dibujan una línea diagonal, que constituye el eje compositivo del cuadro, al estilo de Rubens, creando una intensa sensación de movimiento y vitalidad.


Su viaje a Marruecos en 1832 marca el inicio de su segundo período estilístico, en el que abundan los temas marroquíes (Mujeres de Argel), en composiciones mucho más pausadas aunque también típicas del Romanticismo por su carácter exótico y por el uso del color, que adquiere un protagonismo constructivo y compositivo inhabitual hasta entonces.


Al final de su vida se convirtió en el gran decorador de interiores de París, con obras relevantes para el palacio Borbón, el palacio de Luxemburgo, el Louvre y la iglesia de Saint-Sulpice. Fue uno de los personajes más ilustres de su tiempo, amigo de Charles Baudelaire y Victor Hugo entre muchos otros, y dejó un Diario que constituye una interesante y valiosa fuente de información respecto a su vida y su época.

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