jueves, 15 de abril de 2010

Arquitectura Barroca


La arquitectura barroca se generó en Roma durante el siglo XVII y se extendió a mediados del siglo XVIII por los Estados Absolutistas europeos. Esta arquitectura se caracterizó principalmente por utilizar composiciones basadas en líneas curvas, elipses y espirales, así como figuras policéntricas complejas compuestas e motivos que se intersecaban unos con otros. La arquitectura se valió de la pintura, la escultura y los estucados para crear conjuntos artísticos teatrales y exuberantes que sirviesen para ensalzar a los potentados que los habían encargado.


Arquitectura Religiosa


El punto de partida de la arquitectura barroca religiosa puede considerarse la Iglesia de Gesú de Roma, construida a partir de 1568 según el proyecto de Vignola, este edificio representa una síntesis entre la arquitectura renacentista, manierista y barroca, y satisfacía plenamente las nuevas exigencias surgidas tras la Contrarreforma: la disposición longitudinal de la planta permitía acoger grandes números de fieles, mientras que la planta de cruz latina suponía un retorno a la tradición del Concilio de Trento.
Por otro lado la presencia de cúpula subrayaba la centralidad del espacio hacia el fondo de la nave y presagiaba la búsqueda de una integración entre el esquema longitudinal y el centralizado. Asimismo, la fachada estaba construida según el proyecto de Diacomo della Porta y anticipaba los elementos más marcadamente barrocos.
De este modelo derivaron una serie de iglesias de planta longitudinal centralizada o planta central alargada, caracterizadas por el eje longitudinal y por la presencia de un elemento catalizador de la composición, generalmente una cúpula.
Los arquitectos barrocos modificaron tanto la composición en planta como en fachada, generando una concepción nueva del espacio. Las fachadas de las iglesias dejaron de ser la continuación lógica de la sección interna, para convertirse en organismos plásticos que marcaban la transición entre el espacio exterior y el interior. El espacio interior, por tanto, estaba compuesto a partir de figuras complejas basadas en elipses y líneas curvas, y se definía a través del movimiento de los elementos espaciales, diferenciándose radicalmente de la concepción renacentista que generaba una sucesión uniforme de elementos dispuestos de forma simétrica entre ellos.


Arquitectura Civil


En 1585 el Papa Sixto V inició las obras para la transformación urbana de Roma, y le encargó a Domenico Fontana la conexión entre los principales edificios religiosos de la ciudad por medio de grandes ejes viarios rectilíneos.
La ciudad Barroca se caracterizó por ser más dinámica y abierta a sus propios límites, y al mismo tiempo fue punto de referencia de todo el territorio. En Roma, los centros focales del panorama urbano se subrayaron mediante la colocación de antiguos obeliscos egipcios y altas cúpulas, mientras que en París los nodos del sistema viario se definieron por medio de plazas simétricas, en cuyo centro se colocaba la estatua del mandatario.
En resumen, la plaza barroca cedió su función tradicional cívica y pública para convertirse en un medio de exaltación de la ideología religiosa o política, como en el caso de las plazas reales francesas o de la Plaza de San Pedro en Roma.



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